La autoestima es la opinión que tenemos de nosotros mismos, basándonos en las experiencias que hemos vivido, nuestros sentimientos y pensamientos. En otras palabras, es el concepto que tenemos acerca de nuestro propio valor, lo que creemos que somos capaces o incapaces de hacer, o lo que creemos que nos hace bien o mal.
La autoestima no es una característica heredada, sino que la adquirimos a lo largo de nuestra vida, influenciados por nuestro entorno.
¿Cuáles son los componentes de la autoestima?
Los pilares fundamentales de la autoestima son el concepto, la imagen, el refuerzo y la eficacia acerca de nosotros mismos, los cuales se componen de lo siguiente:
• Componente Cognitivo: La opinión, pensamiento y creencia sobre nuestra propia personalidad y nuestra conducta.
• Componente Afectivo: El juicio que elaboramos acerca de nuestros sentimientos, nuestras cualidades, es decir, la respuesta afectiva que emitimos sobre lo que percibimos de nosotros mismos.
• Componente Conductual: Lo que decidimos o tenemos la intención de hacer.
Fotografía: Tima Miroshnichenko
¿Cómo mejorar la autoestima?
Las personas con baja autoestima no se valoran y no se aceptan, ya que no son capaces de ver sus cualidades, entonces dejan de participar en actividades sociales y temen probar cosas nuevas o tomar desafíos porque creen que no son capaces de conseguirlos.
La buena noticia es que nunca es tarde para aprender y mejorar la autoestima. Si sientes que tu autoconfianza es muy baja y quieres ser una persona más segura, te presentamos diez ejercicios que te ayudarán a aumentar tu autoestima.
Busca el origen de tu autoestima baja.
Lo primero que debes hacer es encontrar el origen de tu baja autoestima. Para ello, comienza a preguntarte repetidamente ¿por qué? Por ejemplo, hazte las siguientes preguntas y respóndelas: ¿Por qué me da miedo ir a la entrevista? Porque no me van a elegir. ¿Por qué no me van a elegir? Porque no soy competente. ¿Por qué no soy competente? Porque cuando era niño no terminaba mis tareas y mis padres me decían que nunca iba a lograr un buen trabajo.
Hazlo, aunque fracases.
Todos solemos evitar enfrentarnos a lo que tememos, porque es la forma más fácil de deshacernos a corto plazo de la ansiedad que nos provoca la situación. Por lo tanto, la autoestima baja es nuestro principal enemigo, ya que nos lleva a no hacer nada. La autoestima, entonces, depende de que hagas las cosas, que actúes. La autoestima aumenta cada vez que enfrentas circunstancias.
Reemplaza tus objetivos por valores.
Cuando no logramos los objetivos que deseamos, tendemos a frustrarnos y a pensar que no valemos. Pero cuando nuestra vida está orientada hacia valores y no objetivos, la frustración no sucede ante un fracaso.
Si no logras un objetivo, destaca los valores que mantuviste durante el período en que trabajaste para lograrlo y enorgullécete de ello.
Conoce tus fortalezas
Cada persona nace con ciertas cualidades y fortalezas, las que ayudan a cada uno a destacarse en determinados ámbitos. Cuando una persona tiene su autoestima baja cree que no las tiene y, por lo tanto, le es muy difícil identificarlas.
Aquí tienes un buen ejercicio para identificar tus habilidades y fortalezas:
• Piensa en algunos logros que hayas tenido en tu vida (obtener un título, lograr un puesto de trabajo deseado, conquistar a tu pareja, tocar un instrumento musical, etc.).
• Pregúntate qué características positivas se necesitan para obtener cada uno de esos logros (inteligencia, iniciativa, flexibilidad, talento, etc.).
• Entonces, ya sabes cuáles son tus fortalezas.
Sustituye tus pensamientos negativos por respuestas racionales.
El diálogo interno juega un rol fundamental en la construcción de la autoestima. Las personas con autoestima sana tienen un diálogo interno positivo y amable. Por el contrario, quienes tienen autoestima baja se castigan y desprecian constantemente en su interior. La voz interna suele ser muy irracional e interpreta todo de la peor manera.
Para ello, debes identificar esos pensamientos negativos e irracionales y cuestionar su objetividad. Luego intenta cambiarlos por pensamientos objetivos y realistas. Pon a prueba esos pensamientos negativos e intenta entender cuáles son las emociones que te provocan. Mientras más entiendas tus emociones, menor será el impacto que ellas tienen en ti.
Aparta tus miedos.
El miedo es natural y puede aparecer en diversos aspectos de nuestra vida. Cuando tengas miedo, no lo ignores ni lo bloquees, sino deslígate de él. El hecho de que pienses en algo no significa que va a suceder. Tu mente siempre te atacará con pensamientos negativos, pero tú tienes el poder de detenerlos al dejar de sentirte identificado con ellos.
Cuando sientas miedo, identifícalo, ponle nombre e imagínalo con una forma física. Puedes practicar mindfulness y poner ese miedo sobre una hoja de árbol en un río, por ejemplo, y visualizar cómo el agua se lleva ese miedo hasta que desaparece.
Practica la autocompasión perdonándote a ti mismo.
Para aumentar la autoestima es necesario aprender a perdonarnos por nuestros errores. La autocompasión se relaciona con el autoconcepto (uno de los cuatro pilares de la autoestima) y consiste en tratarte con la misma empatía que utilizarías para tratar a tu mejor amigo. En otras palabras, en vez de criticarte y castigarte por tus errores, debes ser comprensivo contigo mismo y reconfortarte para volver a intentarlo.
Incrementa tu confianza practicando posturas de poder.
El lenguaje corporal no verbal influye mucho en tu estado de ánimo. Cuando estás triste o abatido, tu cuerpo lo expresa adoptando una posición encogida, lo que hace que te sientas aun más deprimido, transformándose en un círculo vicioso.
Cuando te sientas triste o deprimido, adopta una postura de poder, erguida y expansiva (cabeza en alto, hombros hacia atrás y manos en las caderas). Los estudios demuestran que mantener esta postura durante dos minutos es suficiente para reforzar la autoconfianza y sentirse seguro de sí mismo.
Haz ejercicio.
Está comprobado que hacer ejercicio o deportes, de intensidad mediana, aumenta la autoestima en un corto plazo. Hacer ejercicio aeróbico por treinta minutos cada día, es suficiente para reducir los niveles de cortisol y aumentar la liberación de endorfinas, lo que produce el bienestar.
Piensa más en los demás.
Si te sientes bajo de ánimo, deja de pensar en ti solamente. El mundo no gira en torno a ti. Cuando sólo piensas en tus problemas, la situación empeora. Intenta poner tu atención en los demás y toma conciencia de que todos tenemos problemas y, a veces, los problemas de los demás a tu alrededor son mucho más grandes que los tuyos.
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Alejandra Jiménez
Magíster en Teorías de Aprendizaje de la Lengua Inglesa